sábado, 17 de noviembre de 2012

Experiencia llena de experiencias

Nueva experiencia, ¿solidaria? o quizás no. Ayer me enfrenté a un nuevo destino, el Colegio de Abogados, en su actuación a favor de acciones que promuevan la responsabilidad social de nuestro colectivo. Así nos encargó a dos abogados ir a un Hogar de la tercera edad para dar una conferencia sobre varios temas de interés para los usuarios de estos centros. Concretamente tratamos el tema de las sucesiones, hipoteca inversa, derecho de alimentos de hijos a padres y las acciones para promover la incapacidad. El Colegio quería que fuese una conferencia fluida y ligera, que no atosigásemos a los asistentes con tecnicismos y pudiesen solventar sus dudas. Me lo preparé bien, me gustó hacerlo. Unos días antes el compañero con el que compartí la exposición me llamó por teléfono para que nos repartiésemos la materia y acordásemos el tuno de intervención. Por supuesto, en cuanto supe su nombre, busqué en Internet información sobre él. Funcionario de policía, corredor, buenas marcas, ....Por el contacto previo pude saber también que era atento, riguroso, serio y educado. Estos calificativos no son fáciles de emplear en este tiempo en que la tibieza y la falta de valor a la palabra dada, así como el interés como premisa fundamental de cualquier actuación mueven la mayoría de los actos que podemos observar alrededor. Incluso si no somos cuidadosos, de los nuestros. Llegué un rato antes al centro, está en mi ciudad y eso hacía esta conferencia especial. Me he criado en Leganés, he pasado por la puerta de este centro en muchas ocasiones y al haber trabajado muchos años en un servicio público de mi ciudad era posible que encontrase caras conocidas, estaba inquieta, la verdad, había ensayado bastante pero nunca parece suficiente  Me recibió la Presidenta de ..., yo que se, una presidenta de las muchas que se encuentra una en la vida :)), ella dirigía, o intentaba dirigir a los asistentes, aunque, no era fácil :)), creo que las personas mayores pierden un poco la vergüenza, contrariamente al pensamiento general, yo creo que las personas mayores son mucho más libres que las jóvenes-siempre condicionadas por modas, por ser aceptados,…-. Las personas mayores han aprendido, sobre todo, a estar consigo mismas. Mientras esperaba al compañero, se me acercó un ancianito que muy educadamente me dijo que quería hacerme una consulta. Guardaba en su pecho, entre la camisa y una camiseta, un documento, lo apretaba a su pecho como si algo muy valioso protegiese. Me dijo estar preocupado porque había hecho testamento hace años y su voluntad era dejar a su hijo discapacitado en un alto porcentaje, casi un 70%, el usufructo vitalicio de su vivienda, no quería que se viese en una mala situación nunca y temía que si le dejaba la propiedad pudiesen engañarle y dejarle en la calle. Leímos con detalle el testamento, estaba perfectamente indicado, no había dudas, todo era correcto y su hijo estaba protegido debidamente en el aspecto por él deseado. Pero él quería certezas, las que nunca un abogado prudente puede dar, no porque la ley no sea capaz de prever los resultados lógicos de sus presupuestos, sino porque ningún abogado puede garantizar que no vaya a tropezarse con una persona con los suficientes pocos escrúpulos como para engañar con éxito e impunemente a cualquier persona “normal”, mucho menos sí nos topamos con uno de los miles de psicópatas que campan por el mundo, capaces de hacer cualquier cosa, hasta las más depravadas para lograr colmar sus deseos de cualquier tipo Sentí no poder asegurar a este señor, que tanto celo había puesto en proteger a su descendiente, incluso tras el fin de sus días, que nada ni nadie podría hacer daño a su hijo, sí pude asegurarle que él había hecho todo lo posible por evitarlo. Ya sólo quedaba esperar y fomentar que su hijo, igual que todos nosotros, se relacionase únicamente con personas de bien, con defectos, por supuesto, pero bondadosos y honestos. Mi compañero ponente también me hizo reflexionar un rato, es curioso que en esta profesión o vocación, la necesaria para ser funcionario-que parece que en vez de jurar la Constitución, nos gravan lo de “dar mucho, pedir poco”- es frecuente encontrar personas con una fuerte pasión por ayudar a los demás, en la forma que sea, enseñando, cuidando, asesorando, apoyando, curando…, así lo percibí en Dimas. Y allí estuvimos, mano a mano, arrimando el hombro y resolviendo dudas, a la vez que con cada sonrisa que recibíamos, con cada apretón de manos, con cada conversación, con el convencimiento de que nos habían entendido y les habíamos dado a conocer los derechos que les asisten y cómo pueden hacerlo efectivos, todos ganamos-ayer fue de “ganar, ganar”-. Desde luego yo disfruté de lo lindo compartiendo unas horas con las personas que más saben, porque han vivido, e interpretan lo que van conociendo con la experiencia y el bagaje adquirido no por el transcurrir simple del tiempo, sino por lo aprendido en y del comportamiento de los hombre, de todos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...a veces vamos tan deprisa que se nos olvidan los demás. Gracias Marieta por recordarlo!!
Estefanía.