lunes, 6 de enero de 2014

Feliz final: 2013!!

Voy con retraso, sí tengo un desfase de días. Hoy he acabado todo lo que tenía pendiente, para hacer en los días finales del 2013. Y hoy para mi es el último día del año, hoy es mi 31. Todo listo, todo en su lugar, todo limpio, en su lugar, o encauzado definitivamente. Este año ha sido intenso, quizás porque ha estado determinado por el ritmo de mi trabajo y este ha sido frenético. Esto lo repito bastante últimamente, quizás porque percibo también asiduamente que cada cual quiere llevar su propio ritmo y yo creo que a veces hay motivos suficientes para hacer un esfuerzo adicional, acompasar la marcha a la necesidad, en este caso a la que cubre mi trabajo, el servicio que presto. Como decía, hace tiempo que decidí que prefería hacer cosas útiles en mi trabajo y no emplear mi esfuerzo en que pareciese que hacía cosas importantes. Para ello, cada vez que se plantea una acción o cualquier dificultad en esta, me paro un instante, la tentación de dejarse llevar o de no actuar existe. Pero es leve, efímera y en un tris veo que lo que tengo delante no es una dificultad o una acción sin más, suelen ser acciones que afectan a personas, que afectan a su vida a su estado de ánimo a su bienestar. Y hay, ya no hay más que la idea de resolver o avanzar en lo que tengo entre manos. Bueno, esta forma de actuar, cuando se tiene mucho trabajo, inevitablemente afecta a otras parcelas de tu vida, entre otras cuestiones, porque te quita tiempo y energía para otras actividades. Este año ha tocado esto ya tocó en otras muchas ocasiones, pero quizás yo era mucho menos consciente de lo que invertía de mi en mi actividad laboral. Llegué a las vacaciones de verano con unas mínimas fuerzas, pero, sorpresa: otro descubrimiento, ya es indiscutible, el contacto con la naturaleza me proporciona una fortaleza y una alegría que a priori no puedo ni imaginar. Fue llegar a Arnedillo y que se pasase el cansancio y diese paso a unas ganas locas de caminar y caminar, de ascender por esos montes, de llegar más lejos, más alto, de tener mejor y mayor visión, más horizonte…han sido unas vacaciones maravillosas. Podría hablar de lugares espectaculares, vistas asombrosas, vinos y viandas deliciosos, baños, masajes… de todo tipo pero nada sería igualable a la simple visión del cielo, desde el puente de Santa Eulalia, en ese día de tormenta, el día que visitamos los eremitorios. ¡Dios, que cielo…allí se concentraba toda la verdad!, eso pensé. Luego me sentí muy afortunada de poder disfrutarlo, apreciarlo, y di gracias a todas las situaciones adversas y gratas a todas las personas más o menos positivas que han pasado por mi vida, porque sin todas las vivencias pasadas no hubiese podido llegar a sentirme tan entera tan integra cómo me siento ahora, tan yo. Creo que he pasado una gran parte de mi vida, llena de miedos, de temores, más o menos racionales. También de un sentimiento de “sumisión” o de “sometimiento” ante muchas cosas cómo si esta estructura piramidal, socio-económica, familiar, sexual incluso, fuese indiscutible, inatacable. Ahora sé que muchas de ellas son al menos discutibles y siempre evitables. Y esas acciones son posibles porque me tengo, me tengo a mi y en mi confió. Hace unos días, dando vueltas a este tema, creo que inconscientemente, en el metro me fijé en una señora de unos 60 años, estaba apoyada en uno de los laterales de la puerta del vagón, era pequeñita, menuda, vestida con sencilla elegancia, colores claros, pelo blanco intenso, ojos claros y una serena tranquilidad que me impresionó. A su lado había un señor grande, con una gran mochila, yo estaba frente a ella. Al mirarla creí notar que se sentía un poco agobiada y me eché hacia atrás un poquito para dejarle aire. Me miro y me preguntó si iba bien en dirección a Sol, la contesté que sí y me dijo que había preguntado a una persona y resultó ser extranjera. Luego, nos sonreímos y me dijo que era misionera en el Congo y que estaba aquí porque ahora tenia una enfermedad. Llegó su estación y la advertí porque el nombre ahora es Vodafone- Sol y temí que no viese bien. No parecía enferma más bien parecía llena de confianza y seguridad de tranquilidad serena y atenta. Me impresionó mucho. Cuando bajó la deseé suerte y Feliz Navidad, ella también lo hizo y nos miramos al despedirnos con una sonrisa, en mi caso emocionada. Estaba delante posiblemente de una heroína, de una persona que había dejado parte de sí para darlo a los demás y que se ocupaba también sola de ella misma, estaba delante de una mujer, de la mujer que yo quería y quiero ser. Y ahora voy a hacer unas croquetitas de jamón, que tengo la masa reposando, para celebrar mi noche de fin de año no se me ocurre nada mejor. Y, cómo últimamente tengo unos tiempos raros, el día de Reyes para mí, será mañana. Espero haberles molado mogollón a los Reyes:¡ me voy a limpiar los zapatitos!  ¡¡Feliz Año Nuevo!!

domingo, 9 de junio de 2013

Derrota temporal

Ya se me está pasando, pero me he encontrado unos días, sin encontrarme realmente, parecía que había pasado a otro estado a uno entre etéreo por la necesidad de adherirme a delicados y elaborados razonamientos y sentimientos inspirados en todas las palabras que yo he querido que guiasen mi vida, en busca de la pureza de la idealidad posible. El otro estado, el físico, era cansado, pesado, intentando demoler los pensamientos elevados para ver con crudeza la realidad. La decepción se ha instalado en una parte de mí, no me gusta que esté en mí, no me la acabo de creer, soy militante activa del voluntarismo, y esa parte me impide abandonar la partida. Siento que la corrupción me rodea, es algo maloliente o malestante, injusto, incómodo, que con el tiempo creo que pudre lo que toca, o lo llena de vacío, de grasas inútiles que hacen que el engranaje funcione con fluidez para producir estupidez, vanidad, egoísmo, ……desaliento, pobreza, enfermedad… No quiero estar en ese engranaje y me opongo con fuerza, aunque caiga una y otra vez noqueada al sacar a la luz la decadente e indecente forma de actuar de algunas personas con responsabilidad en cualquier actividad, y lo peor con responsabilidad/influencia en lo que sucede debido a sus actos, en la vida de otras personas. ¿Os habéis parado a pensar que vuestros actos cambian o condicionan la vida de otras personas, que las perjudicáis o forzáis sus decisiones o, aún peor, las dejáis sin ilusiones? Si a este pensamiento le uno la decepción al descubrir la gran falacia social, entenderéis mi sentimiento de derrota. Me siento timada, estafada, como los afectados por las preferentes, a mi no me contaron una parte del contrato, simularon que eran otras las claúsulas y yo les creí, os creí. La falacia a que me refiero es esa que intenta tapar la facilidad con que muchas personas prosperan, se imponen a otras, a base de influencias, maquinaciones, manipulaciones, vulneraciones de la ley, delitos...Para luego inmediatamente difundir socialmente que lo adecuado, lo que da resultado y es eficaz y eficiente personal y colectivamente es lo contrario de lo que hace, es decir promover el esfuerzo; pero sólo para los demás, …sólo se me ocurre: Y UNA MIERDA!!!, quizás así nos tenéis entretenidos y os hacemos el trabajo, así de claro, quién me conozca sabrá que no suelo utilizar este tipo de expresiones, así que podrán imaginar lo importante que es mi irritación. ¿Por qué no decimos la verdad de una vez?, ¿De verdad importa cómo se obtienen los resultados?, ¿Os importará la forma en que vuestros hijos, primos, amigos, y enchufados varios consiguen sus objetivos, sus éxitos?, ¿De veras, dónde tenéis el límite, en la infracción administrativa, en la vomitiva inmoralidad del abuso de poder, en la arbitrariedad, en la mal llamada discrecionalidad técnica, en el delito…? Yo he cumplido mi parte, me he esforzado mucho, he seguido las normas y lo seguiré haciendo porque creo firmemente que “sí, se puede”, y se podrá cada vez en mayor medida, es sólo cuestión de tiempo, de evolución: llegará el día en que se podrá en todos lados: las reuniones de vecinos, en las provisiones de puestos de trabajo para las Administraciones, en las selecciones de personal, en las actividades de los Ayuntamientos, …Parlamentos; o eso quiero creer. Anda, ¡Albricias!, un pensamiento esperanzador: habéis pasado algo por alto, psicópatas, sociópatas, corruptos del mundo. Tengo una fuerza de voluntad probada y ejercitada, y cometisteis el error de no cercenar del todo mis posibilidades de formación e información, así que ojito, creo que pronto os arrepentiréis de haber promovido interesadamente la “cultura para todos los descamisados”, ahora nosotros además de conocimiento tenemos la voluntad que sólo los que hemos pasado privaciones podemos entender.Y claro, los Tribunales, en este caso de lo contencioso administrativo.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Experiencia llena de experiencias

Nueva experiencia, ¿solidaria? o quizás no. Ayer me enfrenté a un nuevo destino, el Colegio de Abogados, en su actuación a favor de acciones que promuevan la responsabilidad social de nuestro colectivo. Así nos encargó a dos abogados ir a un Hogar de la tercera edad para dar una conferencia sobre varios temas de interés para los usuarios de estos centros. Concretamente tratamos el tema de las sucesiones, hipoteca inversa, derecho de alimentos de hijos a padres y las acciones para promover la incapacidad. El Colegio quería que fuese una conferencia fluida y ligera, que no atosigásemos a los asistentes con tecnicismos y pudiesen solventar sus dudas. Me lo preparé bien, me gustó hacerlo. Unos días antes el compañero con el que compartí la exposición me llamó por teléfono para que nos repartiésemos la materia y acordásemos el tuno de intervención. Por supuesto, en cuanto supe su nombre, busqué en Internet información sobre él. Funcionario de policía, corredor, buenas marcas, ....Por el contacto previo pude saber también que era atento, riguroso, serio y educado. Estos calificativos no son fáciles de emplear en este tiempo en que la tibieza y la falta de valor a la palabra dada, así como el interés como premisa fundamental de cualquier actuación mueven la mayoría de los actos que podemos observar alrededor. Incluso si no somos cuidadosos, de los nuestros. Llegué un rato antes al centro, está en mi ciudad y eso hacía esta conferencia especial. Me he criado en Leganés, he pasado por la puerta de este centro en muchas ocasiones y al haber trabajado muchos años en un servicio público de mi ciudad era posible que encontrase caras conocidas, estaba inquieta, la verdad, había ensayado bastante pero nunca parece suficiente  Me recibió la Presidenta de ..., yo que se, una presidenta de las muchas que se encuentra una en la vida :)), ella dirigía, o intentaba dirigir a los asistentes, aunque, no era fácil :)), creo que las personas mayores pierden un poco la vergüenza, contrariamente al pensamiento general, yo creo que las personas mayores son mucho más libres que las jóvenes-siempre condicionadas por modas, por ser aceptados,…-. Las personas mayores han aprendido, sobre todo, a estar consigo mismas. Mientras esperaba al compañero, se me acercó un ancianito que muy educadamente me dijo que quería hacerme una consulta. Guardaba en su pecho, entre la camisa y una camiseta, un documento, lo apretaba a su pecho como si algo muy valioso protegiese. Me dijo estar preocupado porque había hecho testamento hace años y su voluntad era dejar a su hijo discapacitado en un alto porcentaje, casi un 70%, el usufructo vitalicio de su vivienda, no quería que se viese en una mala situación nunca y temía que si le dejaba la propiedad pudiesen engañarle y dejarle en la calle. Leímos con detalle el testamento, estaba perfectamente indicado, no había dudas, todo era correcto y su hijo estaba protegido debidamente en el aspecto por él deseado. Pero él quería certezas, las que nunca un abogado prudente puede dar, no porque la ley no sea capaz de prever los resultados lógicos de sus presupuestos, sino porque ningún abogado puede garantizar que no vaya a tropezarse con una persona con los suficientes pocos escrúpulos como para engañar con éxito e impunemente a cualquier persona “normal”, mucho menos sí nos topamos con uno de los miles de psicópatas que campan por el mundo, capaces de hacer cualquier cosa, hasta las más depravadas para lograr colmar sus deseos de cualquier tipo Sentí no poder asegurar a este señor, que tanto celo había puesto en proteger a su descendiente, incluso tras el fin de sus días, que nada ni nadie podría hacer daño a su hijo, sí pude asegurarle que él había hecho todo lo posible por evitarlo. Ya sólo quedaba esperar y fomentar que su hijo, igual que todos nosotros, se relacionase únicamente con personas de bien, con defectos, por supuesto, pero bondadosos y honestos. Mi compañero ponente también me hizo reflexionar un rato, es curioso que en esta profesión o vocación, la necesaria para ser funcionario-que parece que en vez de jurar la Constitución, nos gravan lo de “dar mucho, pedir poco”- es frecuente encontrar personas con una fuerte pasión por ayudar a los demás, en la forma que sea, enseñando, cuidando, asesorando, apoyando, curando…, así lo percibí en Dimas. Y allí estuvimos, mano a mano, arrimando el hombro y resolviendo dudas, a la vez que con cada sonrisa que recibíamos, con cada apretón de manos, con cada conversación, con el convencimiento de que nos habían entendido y les habíamos dado a conocer los derechos que les asisten y cómo pueden hacerlo efectivos, todos ganamos-ayer fue de “ganar, ganar”-. Desde luego yo disfruté de lo lindo compartiendo unas horas con las personas que más saben, porque han vivido, e interpretan lo que van conociendo con la experiencia y el bagaje adquirido no por el transcurrir simple del tiempo, sino por lo aprendido en y del comportamiento de los hombre, de todos.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Cada cosa en su lugar

Cuándo hago algo por alguien siento un bienestar profundo, queda un regusto que se aloja entre mi estómago y mi pecho y se extiende suavemente hasta provocar una sonrisa alegre, de las que dicen: así, este es el camino. Cuando por quién hago algo forma parte de mí, de la parte más desvalida de mí, de mi abuelita, la emoción es muy intensa, es alborotada, de niña que quiere darlo todo a quién todo le ha dado. Cuando consigo ayudarla a través de mi pasión, de mi vocación por el Derecho y el resultado es “dar a cada uno lo suyo” ni más ni menos, la justicia más equilibrada, y como consecuencia no permito que la engañen, ni abusen de sus sentimientos y su buena fe,…me siento feliz. ¡Va por ti abuelita!, porque con esto no te devuelvo ni la mitad de lo que me has dado, porque uno de tus besos y una charlita de la mano contigo tiene la sencilla paz que todos necesitamos recordar y que siempre estará conmigo. Trabajo hecho, pleito ganado

domingo, 15 de abril de 2012

Responsabilidad Social de la Abogacía

Ayer viví una nueva experiencia. Mi primera intervención como voluntaria en el programa “Conoce tus leyes”, en este caso compartiendo conocimientos sobre el sistema social y jurídico de nuestro país, a emigrantes, concretamente centroamericanos y africanos. Fue realmente intenso 3 horas de exposición. Cuatro abogados intentando explicar de la forma más clara cómo este país se rige, quién y cómo se aprueban las leyes, en quienes descansa la soberanía popular, qué es el Congreso, el Senado, poder judicial, la justicia gratuita, cómo nos casamos, separamos, ejercemos la patria potestad, testamos, qué derechos fundamentales detentamos,…., en fin, para mi apasionante. Creo que podría haber hablado durante 3 horas más.
El lugar de la charlita era un CEPI, el que está en Embajadores. La verdad es que cuando me metí en aquella calle me asusté un poco, quizás influyó la lluvia, el día tan gris, y esa sensación de miseria que aprecié. Quizás es la costumbre de salir por el centro, por barrios más “transitables” o que ocultan todo lo gris que nos rodea deslumbrándonos con los escaparates y las luces.
Las personas que asistieron estaban ávidas de saber, encontré un gran interés tanto en conocer más profundamente cómo en compartir sus experiencias con nosotros y con sus compañeros. La mayoría era “ilegales”, personas que dejaron sus países y familias para buscar una vida mejor, o para reconducirla como dijo una señora que en cada arruga tenia una historia, me impresionó, detrás de la alegría que transmitía había una pena intensa, se sentía huérfana. También llamó mi atención la expresión de otra señora boliviana que expresaba su indignación porque no entendía correspondido el trato amable que en su país tienen hacia los españoles que allí se instalan, se sentía defraudada, pero en su fondo no encontré tristeza sino una ligera rabia, ligera porque su prioridad era mantener a su familia y la fuerza no da para sentirlo todo en toda su entidad.
Varias personas, mujeres mayoritariamente, se quejaron de los registros a los que son sometidos por la policía, parece que de forma arbitraria, actualmente no es difícil ver en las estaciones de metro o tren a policías pidiendo documentación a extranjeros, sólo a extranjeros. Ellas se sienten perseguidas, alguna lo toma con humor y denominan a evitar a la poli “hacer la viborita”, serpentear, huir discretamente para evitar pasar 4 horas en comisaría, sienten miedo, inquietud. Los hombres lo llevan mejor, entienden que son riesgos que corren al vivir en situaciones irregulares de las que son totalmente conscientes. La multa que les ponen si no tienen la documentación en regla es de 500 €.
Califican a la policía de malos y buenos, distinguen perfectamente entre un trato profesional y el abuso, el exceso en los registros y el acoso en las preguntas,….Nos detuvimos bastante con el tema de los abogados de oficio. Y volvimos a lo mismo, personas, depende de cómo sea la persona. Hubo ejemplos de todo tipo, abogados de oficio calificados de estupendos y otros a los que tienen que perseguir para conseguir atención a sus casos.

Me pareció significativa la apreciación de una señora que al finalizar la exposición nos comentó que nuestra Constitución y el Código Civil, en las partes que desarrollamos se parecían mucho a las de sus países. Nuestra reflexión, a parte de indicar que normalmente las Constituciones se inspiran en otras de su entorno o influencia y que los juristas y políticos suelen utilizar el derecho comparado en las modificaciones legislativas; nuestra reflexión, como decía, fue que en general todos los grupos sociales se encuentran con las mismas inquietudes y problemas de convivencia y eso porque generalmente la condición de humanos nos hace más similares que dispares.

Al final de la charla repartimos los diplomas de asistencia al curso, todos agradecieron la información. Yo les agradezco que compartiesen conmigo esa tarde de sábado, un rato del escaso tiempo que tienen de descanso. Compartimos una ficción, en su transcurso nosotros contamos lo que debe ser y ellos nos trasladan lo que es. Ahora debería decir que quiero que las cosas sean como deben ser, pero eso no serviría de nada, así que me limitaré a decir que lo que yo haga en lo que intervenga, mi comportamiento, intentaré que sea como debe ser, como acordamos que sería.

martes, 11 de octubre de 2011

¡A Santiago!

Este verano hice un tramo del Camino de Santiago, 112 Km., de Sarria a Santiago en 5 días. He tardado en colocar toda la información y las emociones en su lugar, supongo que ese es el motivo de que haya tardado tanto es escribir, en recordar y darle significado a muchas cosas que pasarían desapercibidas o sin sentido si no las piensas un poco. Me siento un Sherlock Holmes de mi misma, encontrando indicios y elaborando teorías seudo psicológicas.
Bueno he tardado en escribir, por eso y porque tengo tanto trabajo que he estado cansada, casi todo el tiempo libre lo he ocupado recuperándome para el día siguiente, pensando cómo organizar mejor mi tiempo y la energía para abarcar más actuaciones, habrá a quién le cueste creerlo pero estamos realmente desbordados. Aunque los resultados de estos esfuerzos son muy satisfactorios. Esto merece una reflexión y creo que la acabé de elaborar el sábado pasado. Estuve en el Palace tomando el té con unas amigas (una tarde deliciosa), y sencilla tanto por la compañía como por el talante, a pesar del lugar. Contrariamente a lo que suele pensarse, y por qué no decirlo a mi experiencia, no hablamos de hombres, sino de mujeres, de nosotras, de cómo habíamos salido de tal o cual situación, de cómo nos enfrentamos a la vida,….Bueno, retomo, la cuestión, al tratar cómo nos dedicamos al trabajo y a nuestra carrera profesional para avanzar en ella, para progresar en definitiva, se manifestaron dos tendencias de opinión entre nosotras, la de las que opinaban que el punto básico, esencial, para que nuestro progreso laboral fuese más costoso eran las cortapisas que una sociedad masculina nos imponián y otras que opininábamos que ese argumento era sólo uno de los factores, importante ciertamente, y que nosotras tenemos responsabilidad y capacidad de decisión en una parte íntima y de gran transcendencia, la del “modo” en que nos colocamos cuándo estamos trabajando. Muchas mujeres cuando llegamos al trabajo nos ponemos modo “trabajo” y eso es lo que fundamentalmente ocupa nuestra cabeza, la forma mejor de hacer tal o cual cosa, las previsiones para los días siguientes,…en mi caso a veces ni yo me doy cuenta de que entro en una concentración profunda supongo que porque han llegado a ser semiautomáticas muchas de las respuestas debido a la experiencia, después de 22 años, muchas cuestiones van rodadas, aunque siempre sale un respingo de alerta para entrar en lo que da para pensar, para ver cómo lo hacemos de la forma en que menos trabajo formal o burocrático dé pero mejores resultados obtengamos, mejor servicio prestemos. En definitiva eso es para mi el modo “trabajo”, para diferenciarlo con otros modos diré que en casa estoy en modo “cuidado, mimo…” hacia mi misma y mis cosas materiales y emocionales, animadas o inanimadas. En definitiva vuelvo al concepto de responsabilidad personal, a lo que nos hace realmente libres y a lo que más tememos y más esfuerzo nos requiere: responsabilidad, la de cada uno para con su vida (evidentemente salvando las situaciones de dificultad extrema, cualquiera de los factores que puedan producir discriminación, por lugar de nacimiento, enfermedad, desgracias…).
Bueno, esto viene al caso porque yo quería hacer al menos una parte del Camino este año al haber concluido alguno de mis objetivos, formativos y también de trabajo personal conmigo misma. No se cómo explicarlo: creo que lo que más me he sentido durante este año ha sido libre, es posible que se deba a que cuando concluyes lo que decides emprender y lo finalizas satisfecha a pesar del esfuerzo, sientes que vas por el camino que tu has dirigido.
Es cómo si hubiese dejado por ahí la mochila de los miedos, como si me reconociese y asumiese, ahora completamente porque tengo una seguridad, yo puedo confiar en mí, y me conozco bastante. Cuando digo esto es cómo si me diese un gran abrazo, pero raro , como de bailarina, con un paso-abrazo de los pies a la cabeza, un abrazo consciente de todo lo que queda por hacer pero también de que lo haré posiblemente en mejores condiciones ahora, porque el miedo incapacita o pone muy difícil el avance.

Pues así me fui a Santiago, mientras me iba quitando lastre, y cada paso en vez de pesar me animaba a dar el siguiente. El Camino lo hice acompañada de quién me ha acompañado una gran parte de mi vida y así, hemos compartido, también como en la vida, camino, palabras, unas cuerdas y otras idas por el cansancio, reflexiones, secretos, silencios, muchos silencios, y respeto. Ricardo ha llegado a ser un hombre bueno conscientemente, lúcido, que me ha estimulado intelectual y profesionalmente, también me ha impulsado en el análisis de mi misma. Cuando yo le transmito mis provincianas inquietudes él las ahuyenta con realismo, con afecto, ahí es cuando nos recuerdo, el día que nos conocimos en 3º de básica, a la salida de una clase, nuestras miradas se cruzaron, pude ver esa mirada amplia de paz y seguridad.

Y así comenzamos a caminar, éramos un grupo de 50 personas, de toda condición y en circunstancias diversas, personas solas, parejas, amigos-amigos (como nosotros), familias más o menos amplias. Cada día hacíamos alrededor de 23 Km. El primer día cometí un error y estrené unos calcetines especiales para andar, me los puse a conciencia pensando en las bajadas (tienen la puntera y el talón mullidito), pensé que me ayudarían no podía pensar otra cosa, este verano estuve en la sierra (17 Km.) con los dichosos calcetines, y me fue fenomenal. ¿Quién iba a pensar? Bueno, pues ese primer día me hice unas rozaduras importantes, así que a partir de ese momento tuve que vendarme los tobillos. El dolor se hizo intenso los días siguientes pero una vez que comenzaba, que conseguía calentar, se hacía más soportable, dejé de llevar peso, Ricardo me lo llevaba (a pesar de que tenía una ampolla en la planta del pie que le molestaba bastante), y yo me ocupaba del botiquín. El paisaje y el silencio me ayudaban a continuar, quizás lo peor era parar porque sabía que luego debía comenzar de nuevo. Cada 7 u 8 Km. teníamos un punto de encuentro con el guía. Me hubiese quedado disfrutando de muchos rincones maravillosos pero el camino es eso,” hacer camino al andar”. Es agradable ir compartiendo saludos con los peregrinos, desear y que te deseen “Buen camino”. A veces mientras caminaba recordaba sucesos de mi vida, la verdad es que recordaba más los especialmente agradables y me emocionaban, también rezaba bastante, en silencio, cómo me gusta, me ayuda a meditar, las oraciones son como un mantra que poco a poco te introduce en una zona más profunda de tu interior. Los bosques invitaban a esa introspección, aunque era verano, en algunos bosques ya caían hojas, bellotas, castañas,…también era frecuente encontrar moras, flores silvestres, grandes campas verdes dónde daban ganas de tirarse a descansar y dejar que el sol te adormeciese. También arroyos y fuentes, murmullos que acariciaban, si prestamos atención a los sonidos del silencio se perciben matices maravillosos. El ingenio y el negocio también pueblan el camino, multitud de bares que intentaban cubrir especialmente las necesidades de los peregrinos andarines.
Vuelvo a mis heridas, el tercer día me comenzaron a sangrar algunos deditos de los pies, así que también los vendé, luego me era complicado meter los pies en las botas y hasta que calentaba tenia que andar como un tentetieso, Ricardo se reía de mi y bromeaba con empujarme y verme caer, yo me defendía con mi bastón, bueno, haciendo un poco el indio 
Cada día se iba haciendo más duro, el último día fue tremendo, hubo un momento en el Monte do Gozo, a las tres de la tarde, con un sol de justicia, en que se me fue la pinza bastante, noté claramente que el cansancio me produce falta de atención y decisiones precipitadas, debo cuidar eso, puede traer consecuencias graves, equivocaciones…
Y llegamos a Santiago, con los pies destrozados, hechos un ecce homo. La misa del peregrino fue realmente emocionante, la catedral de Santiago es más impresionante cuando llegas a verla con tu pequeñez. Quizás esa es otra percepción interesante, según vas caminando, apoyándote en tu bastón, buscando la forma de colocar tus pies, protegerte del sol o la lluvia, cuidar tus ampollas,…coger aliento a la sombra de cualquier árbol,….vas tomando conciencia de que no eres gran cosa comparada con la Naturaleza. Cuando te levantas, te vistes,…te vas cubriendo de cosas que parece que te aportan humanidad, dignidad, cualidades humanas,….pero cuando te ves en el monte contigo mismo sin todos esos añadidos es como si fueses desnudo y así me sentí yo, ahí creo que está el reto, en no esconderte de ti mismo y lograr aceptarte sin añadidos , sin adornos, echando la vista atrás y viendo cómo ha sido tu vida, cómo han sido tus pasos, porque esencialmente esos pasos dicen lo que eres.

La cola para conseguir la Compostela es más dura que alguno de los tramos del Camino, creo que esperé como dos horas. Te hacen una especie de interrogatorio cuando te reciben, no es una concesión automática. Por allí se decía que había tráfico de Compostelas y que se vendían a 100 pavos. ¡Yo a ese precio la vendo !

Espero volver, me gustaría hacer el Camino completo, a ver si es posible que reúna más días de vacaciones, quizás para cuando cumpla los 50.

Me gustaría recordar incluso los pequeños detalles y que vaya aflorando lo aprendido. De momento puedo compartir algo: Decisiones que parecen acertadas racionalmente, a veces pequeñas, tienen grandes consecuencias y no siempre son las esperadas, positivas. En cuanto duele hay que parar y mirar (intentar sentir el guisante que nos incomoda, como la princesa del cuento), curar si es necesario y sin regodearse en el dolor, continuar. Cuando las cosas se ponen difíciles de verdad lo que te digas a ti mismo es lo que lograrás. Cuando te interesas por el dolor de los demás olvidas un momento el tuyo, y cuando se interesan por tu dolor lo aligeran, lo alivian. Nadie hace el camino sin sufrir pero a pesar de eso la mayoría de los peregrinos tienen buen talante y regalan sonrisas.

Me acordé de muchas personas que he conocido en mi camino vital, de la mayoría por buenos recuerdos y con afecto intenso, de algunas con un poco de pesar. A todas: "Buen camino"

sábado, 28 de mayo de 2011

Me siento muy orgullosa de que muchas, la mayoría de personas que estáis por aquí, seáis/seamos, tan comprometidas social y políticamente.
Me gusta sentirme rodeada de personas capaces de significarse, de dar a conocer sus creencias sin reparos. Esta forma de actuar, sencilla, directa,…nos da la oportunidad de poder darnos que pensar, ver desde otros puntos de vista. Hace poco uno de vosotros me trasladó lo que creo que son unas palabras sabias, no recuerdo el autor, más o menos decía que existen textos y teorías varias que quieren enseñar a convencer a los demás pero que no existe ninguno que enseñe o guié en el “dejarse convencer”.
Yo he intentado dejarme convencer, de veras,…No me mola nada tener que trasladar esta visión pero, tal como yo lo veo, desde mi parcial, sesgado y condicionado punto de vista, que he intentado depurar hasta el máximo, porque cómo digo, me hubiese gustado participar en este movimiento 15 de Mayo, tanto personalmente como difundiendo sus excelencias: No puedo.
Me he decidido a escribir estas palabras porque no me parecía muy honesto no manifestarme ante algunas de las noticias o informaciones que estamos compartiendo.
Intentaré dar mi opinión, por supuesto, desde el mayor respeto a las personas implicadas en este movimiento. Lo haré desarrollando cómo han sido mis impresiones y partiendo de que yo, en principio, estuve entusiasmada por lo que escuché en principio y de que creo que este movimiento ha tenido una consecuencia de excepcional importancia y es la apertura del colectivo individual de indignados, por cualquier circunstancia política social o económica, su identificación con un sector muy importante de la sociedad, no simbólica sino física, de bulto, numérica. Esto creo que es importante, los partidos políticos, los vigilantes del sistema político, todos, podemos ahora afirmar que tenemos conciencia clara de que al igual que a cada uno de nosotros, a muchos más, no les gusta cómo funciona el sistema, un sistema aparentemente democrático pero en el que los resultados de su funcionamiento no son claramente ajustados a los fundamentos sociales que todos acordamos respetar cuando nos dimos nuestra Constitución, cuando confiamos en los representantes políticos a que votamos para que los desarrollen legislativamente,….
Podemos afirmar que muchos no estamos de acuerdo con los resultados de nuestro actual sistema político, entendido este en sentido amplio. Esto se traduce en que los principios más difundidos entre la población en general y también más manipulados políticamente para atraer nuestro voto, no son respetados en el funcionamiento normal de las instituciones y claro, nos sentimos estafados doblemente porque contribuimos a su fundación y pervivencia y porque lo financiamos nosotros, todos.
Hasta aquí perfecto. Estoy totalmente de acuerdo. YO TAMBIÉN ESTOY INDIGNADA, MUY INDIGNADA.
Pero luego, con mi entusiasmo revolucionario en alza y animada por los primeros representantes de este movimiento, que escuché en diversos medios de comunicación, me fui a Sol. Lo que encontré sencillamente, en general, salvo excepciones, es decir, igual, igual que entre la clase política y entre los actos diarios, sociales, políticos, laborales, individuales…, retomo la frase, encontré que no se representaba esa indignación real de la que hablo. Los carteles que fotografié y compartí con vosotros no me parecieron adecuados si lo que se quería era mostrar a la clase política el motivo de nuestra indignación. Más bien, lo que yo observé fue un montón de grupos de distinta naturaleza, cada uno realizando sus reivindicaciones, y mostrándolas públicamente, en algunos caso, con un mal gusto que roza el insulto.
Yo apoyo y apoyé a los primeros representantes de este movimiento, apoyo, apoyé y apoyaré el “derecho” y la conveniencia de que los acampados no sean desalojados de forma violenta. Pero hemos llegado a un punto en el que los cauces por los que se desarrollen las reivindicaciones de este colectivo, pienso de deben reconducirse hacia formas en que no se perjudiquen los derechos de otros ciudadanos, indignados también, que comparte seguramente algunas de las apreciaciones de los distintos grupos allí acampados, pero a los que se les está cercenando el derecho a trabajar libremente e incluso a pasear libremente por un lugar público. Creo que existen muchas alternativas para conciliar intereses: encauzar las reivindicaciones política o asociativamente, trasladar la acampada a un lugar menos concurrido y que no produzca perjuicios económicos tan elevados,…..seguro que si tantas personas nos ponemos a pensar, encontramos la manera de no acallar la voz pero respetar a los que desean continuar con sus obligaciones o deseos y respetar el derecho a difundir sus ideas del colectivo 15 de Mayo.
Otra cuestión que me ha sorprendido, es la polarización que se ha producido, en un principio parece que este movimiento era integrador, acogedor, cualquiera con una reivindicación fundada tenía cabida. Ahora, mi percepción es que o se está a favor totalmente, indiscutiblemente o se está en contra. Se les desaloja a palos o se les permite que ellos decidan cuando se van, perjudiquen a quienes perjudique. Cualquier afirmación se trae a esta pauta y creo que esto es muy injusto y que no refleja la realidad social, la opinión de la mayoría respecto al problema, al conflicto en el ejercicio de derechos, que se nos ha presentado como sociedad.
No conozco íntegramente las declaraciones de Rouco, ni soy su sobrina ni amiga, ni estoy de acuerdo con muchas de sus afirmaciones anteriores, pero lo que he escuchado, entra dentro de lo razonable en un representante de la Iglesia católica. Según he apreciado habla de otro problema de los jóvenes y, en mi opinión, de toda la sociedad, y que tiene mucho que ver con las creencias más intimas de cada ser humano y con la forma en que estas inciden en la toma de decisiones y posturas a lo largo de la vida. Si nos ponemos le podemos sacar punta a cualquier comentario, sin duda. Pero, de lo que se trataba era de cambiar cosas, ¿no?, eso pasa por respetar y entender y voy a volver a lo dicho anteriormente, a dejarnos convencer de las bondades de cualquier idea, si es que las tiene.
Propongo algo, continuemos ejerciendo nuestro derecho como indignados, pero ahora en la vida diaria. Bueno, algunos seguro que ya lo hacemos. Opongamonos a lo que nos parezca indignante, manifestándolo, quejándonos, actuando cada día, dando alternativas más respetuosas sin dejar de defender nuestra dignidad…en el trabajo, en el Banco, con los vecinos, amigos…: Cansado, os aseguro que es muy cansado, pero quizás es el primer paso: pasos individuales, seguros y convencidos, y además valientes, repetidos, constantes…es decir comprometiéndonos con nuestro pensar y sentir, dejando que se vea y se perciba en nuestros actos diarios. Sí creo que ese podría ser un buen principio.