sábado, 28 de mayo de 2011

Me siento muy orgullosa de que muchas, la mayoría de personas que estáis por aquí, seáis/seamos, tan comprometidas social y políticamente.
Me gusta sentirme rodeada de personas capaces de significarse, de dar a conocer sus creencias sin reparos. Esta forma de actuar, sencilla, directa,…nos da la oportunidad de poder darnos que pensar, ver desde otros puntos de vista. Hace poco uno de vosotros me trasladó lo que creo que son unas palabras sabias, no recuerdo el autor, más o menos decía que existen textos y teorías varias que quieren enseñar a convencer a los demás pero que no existe ninguno que enseñe o guié en el “dejarse convencer”.
Yo he intentado dejarme convencer, de veras,…No me mola nada tener que trasladar esta visión pero, tal como yo lo veo, desde mi parcial, sesgado y condicionado punto de vista, que he intentado depurar hasta el máximo, porque cómo digo, me hubiese gustado participar en este movimiento 15 de Mayo, tanto personalmente como difundiendo sus excelencias: No puedo.
Me he decidido a escribir estas palabras porque no me parecía muy honesto no manifestarme ante algunas de las noticias o informaciones que estamos compartiendo.
Intentaré dar mi opinión, por supuesto, desde el mayor respeto a las personas implicadas en este movimiento. Lo haré desarrollando cómo han sido mis impresiones y partiendo de que yo, en principio, estuve entusiasmada por lo que escuché en principio y de que creo que este movimiento ha tenido una consecuencia de excepcional importancia y es la apertura del colectivo individual de indignados, por cualquier circunstancia política social o económica, su identificación con un sector muy importante de la sociedad, no simbólica sino física, de bulto, numérica. Esto creo que es importante, los partidos políticos, los vigilantes del sistema político, todos, podemos ahora afirmar que tenemos conciencia clara de que al igual que a cada uno de nosotros, a muchos más, no les gusta cómo funciona el sistema, un sistema aparentemente democrático pero en el que los resultados de su funcionamiento no son claramente ajustados a los fundamentos sociales que todos acordamos respetar cuando nos dimos nuestra Constitución, cuando confiamos en los representantes políticos a que votamos para que los desarrollen legislativamente,….
Podemos afirmar que muchos no estamos de acuerdo con los resultados de nuestro actual sistema político, entendido este en sentido amplio. Esto se traduce en que los principios más difundidos entre la población en general y también más manipulados políticamente para atraer nuestro voto, no son respetados en el funcionamiento normal de las instituciones y claro, nos sentimos estafados doblemente porque contribuimos a su fundación y pervivencia y porque lo financiamos nosotros, todos.
Hasta aquí perfecto. Estoy totalmente de acuerdo. YO TAMBIÉN ESTOY INDIGNADA, MUY INDIGNADA.
Pero luego, con mi entusiasmo revolucionario en alza y animada por los primeros representantes de este movimiento, que escuché en diversos medios de comunicación, me fui a Sol. Lo que encontré sencillamente, en general, salvo excepciones, es decir, igual, igual que entre la clase política y entre los actos diarios, sociales, políticos, laborales, individuales…, retomo la frase, encontré que no se representaba esa indignación real de la que hablo. Los carteles que fotografié y compartí con vosotros no me parecieron adecuados si lo que se quería era mostrar a la clase política el motivo de nuestra indignación. Más bien, lo que yo observé fue un montón de grupos de distinta naturaleza, cada uno realizando sus reivindicaciones, y mostrándolas públicamente, en algunos caso, con un mal gusto que roza el insulto.
Yo apoyo y apoyé a los primeros representantes de este movimiento, apoyo, apoyé y apoyaré el “derecho” y la conveniencia de que los acampados no sean desalojados de forma violenta. Pero hemos llegado a un punto en el que los cauces por los que se desarrollen las reivindicaciones de este colectivo, pienso de deben reconducirse hacia formas en que no se perjudiquen los derechos de otros ciudadanos, indignados también, que comparte seguramente algunas de las apreciaciones de los distintos grupos allí acampados, pero a los que se les está cercenando el derecho a trabajar libremente e incluso a pasear libremente por un lugar público. Creo que existen muchas alternativas para conciliar intereses: encauzar las reivindicaciones política o asociativamente, trasladar la acampada a un lugar menos concurrido y que no produzca perjuicios económicos tan elevados,…..seguro que si tantas personas nos ponemos a pensar, encontramos la manera de no acallar la voz pero respetar a los que desean continuar con sus obligaciones o deseos y respetar el derecho a difundir sus ideas del colectivo 15 de Mayo.
Otra cuestión que me ha sorprendido, es la polarización que se ha producido, en un principio parece que este movimiento era integrador, acogedor, cualquiera con una reivindicación fundada tenía cabida. Ahora, mi percepción es que o se está a favor totalmente, indiscutiblemente o se está en contra. Se les desaloja a palos o se les permite que ellos decidan cuando se van, perjudiquen a quienes perjudique. Cualquier afirmación se trae a esta pauta y creo que esto es muy injusto y que no refleja la realidad social, la opinión de la mayoría respecto al problema, al conflicto en el ejercicio de derechos, que se nos ha presentado como sociedad.
No conozco íntegramente las declaraciones de Rouco, ni soy su sobrina ni amiga, ni estoy de acuerdo con muchas de sus afirmaciones anteriores, pero lo que he escuchado, entra dentro de lo razonable en un representante de la Iglesia católica. Según he apreciado habla de otro problema de los jóvenes y, en mi opinión, de toda la sociedad, y que tiene mucho que ver con las creencias más intimas de cada ser humano y con la forma en que estas inciden en la toma de decisiones y posturas a lo largo de la vida. Si nos ponemos le podemos sacar punta a cualquier comentario, sin duda. Pero, de lo que se trataba era de cambiar cosas, ¿no?, eso pasa por respetar y entender y voy a volver a lo dicho anteriormente, a dejarnos convencer de las bondades de cualquier idea, si es que las tiene.
Propongo algo, continuemos ejerciendo nuestro derecho como indignados, pero ahora en la vida diaria. Bueno, algunos seguro que ya lo hacemos. Opongamonos a lo que nos parezca indignante, manifestándolo, quejándonos, actuando cada día, dando alternativas más respetuosas sin dejar de defender nuestra dignidad…en el trabajo, en el Banco, con los vecinos, amigos…: Cansado, os aseguro que es muy cansado, pero quizás es el primer paso: pasos individuales, seguros y convencidos, y además valientes, repetidos, constantes…es decir comprometiéndonos con nuestro pensar y sentir, dejando que se vea y se perciba en nuestros actos diarios. Sí creo que ese podría ser un buen principio.

2 comentarios:

José Ramón dijo...

También yo pienso que hay muchas cosas que funcionan mal en nuestro sistema político, algunas de las cuales las recogen los del movimiento del 15-M y otras no. Comparto plenamente contigo tu opinión acerca de lo que encontraste cuando fuiste a Sol.
También creo que hay otra forma mejor de hacer las cosas en cuanto a la ocupación de Sol y otros lugares, nuestro sistema no funcionará en muchos aspectos, pero dentro de la ley y la igualdad de derechos de todos los ciudadanos (¿se les hubiera permitido a otros grupos con menos fuerza estas ocupaciones permanentes y muy duraderas de espacios públicos sin permiso legal?), se pueden hacer innumerables cosas para que cualquier colectivo pueda expresar y tratar de hacer valer sus intereses –que pueden entrar en conflicto con los de otros grupos sociales, para eso está la política y el derecho, para dilucidarlos dentro del respeto y una convivencia aceptable.
Te felicito especialmente por este último párrafo: “Propongo algo, continuemos ejerciendo nuestro derecho como indignados, pero ahora en la vida diaria. Bueno, algunos seguro que ya lo hacemos. Opongámonos a lo que nos parezca indignante, manifestándolo, quejándonos, actuando cada día, dando alternativas más respetuosas sin dejar de defender nuestra dignidad…en el trabajo, en el Banco, con los vecinos, amigos…: Cansado, os aseguro que es muy cansado, pero quizás es el primer paso: pasos individuales, seguros y convencidos, y además valientes, repetidos, constantes…es decir comprometiéndonos con nuestro pensar y sentir, dejando que se vea y se perciba en nuestros actos diarios. Sí, creo que ese podría ser un buen principio.”
Desde hace mucho tiempo pienso igual, esta forma de actuar apelando a la responsabilidad individual de cada uno, para que conste y se pueda hacer valer lo que verdaderamente se piensa y se quiere, es básica para el buen funcionamiento de la democracia y de la libertad que la vivifica. Y no sólo habría que decirlo en negativo sino también en positivo. Hemos de hacer que se note (sobre todo que lo noten los respectivos responsables) lo que se hace mal, pero también apoyar lo que se hace bien y a los que actúan en esa dirección. Con este matiz, tus palabras podían haber sido firmadas por Julián Marías, que insistió toda su vida en estas ideas y estas formas de actuar. Como él decía, y lo decía ya cuando había en España una situación con muchas menos posibilidades para la libertad, mucha gente se pregunta “¿qué va a pasar?”, cuando lo verdaderamente interesante y eficaz es preguntarse “¿qué vamos a hacer?” –esa es la parte positiva de las iniciativas sociales y personales, abandonar la pasividad, no dejarse hacer, influir cada uno dentro de sus posibilidades en lo que le rodea… Si un gran número de personas actuara todos los días como tú dices, ejercitando su libertad en toda situación y con autenticidad (porque es importante no dejarse guiar mecánicamente, sino hacerse criterios propios y pensar sobre la realidad), no habría mal sistema que pudiera imponerse a una sociedad tan viva, activa y consciente de sus posibilidades y deberes ciudadanos.

José Ramón dijo...

He tardado en ver este post: como colocaste los dos anteriores en Facebook creí que lo ibas a seguir haciendo y no había entrado directamente por aquí. En cuanto a lo que dices del persuadir y del dejarse convencer, para mí forma parte de lo mismo, tratar de pensar y vivir ejerciendo la razón, es decir, tratando de entender la realidad para actuar lo mejor posible con respecto a ella. Cuando me comunico con los demás procuro exponer mis razones y, coherentemente, estar abierto realmente a las que me puedan dar ellos, aceptando y asumiendo las que me convenzan.
“Yo he intentado –escribes- dejarme convencer, de veras,… No me mola nada tener que trasladar esta visión pero, tal como yo lo veo, desde mi parcial, sesgado y condicionado punto de vista [no menos que los de otros, más bien más objetivo, pero cómo lo menoscabas con esos adjetivos], que he intentado depurar hasta el máximo [lo siento, pero te queda pedirles perdón por pensar y llegar a distintas conclusiones], porque como digo, me hubiese gustado participar en este movimiento 15 de Mayo…”. ¡Hay que ver lo que son las presiones sociales! Algunos parecen sentir que quien vaya a criticar a este movimiento tiene que pedir perdón y excusarse mil veces, como si los supercríticos no pudieran ser igualmente criticables. Parece que antes de cada crítica se intentaran proteger con un “que no quiero molestar, ¿eh?”. Tu opinión es tan válida como la de ellos, y yo desde luego no siento miedo alguno por que “se me vayan a echar encima” (ni ellos ni otros grupos) si digo que no estoy de acuerdo o que está mal cualquiera de sus ideas, acciones o actitudes. Será porque creo en la democracia real, que es la basada en las libertades de todos, y por tanto no en las imposiciones de una parte de la sociedad al conjunto de ella, sea desde las alturas o sea desde las calles y plazas.
Date cuenta de cuánto parece que te necesitas justificar por divergir en tu pensamiento del común de ese grupo del que hablamos; “doy mi opinión desde el mayor respeto…” –insistes después-, como si te preocupara demasiado que no les guste tu opinión o de alguna manera se ofendan, como si algunos “indignados” se pudieran indignar contigo. Creo que en el escrito ya se ve que te expresas con respeto, no es necesario subrayarlo tanto. Claro que, como indicas luego, hay no pocos, ellos sí, con un punto de vista muy “parcial, sesgado y condicionado” que se han polarizado y sólo aceptan el conmigo o contra mí. A mí en estos casos me gusta expresar la realidad tal y como la veo, siempre que haya alguien con un mínimo de apertura y razonabilidad que la pueda recibir, y no tratar de convencer ni de contentar a los que de ninguna manera van a hacerlo por estar cerrados en sus fijaciones.
Veo de todas formas que conforme avanza el escrito dices lo que piensas con sinceridad, coraje y valentía. Es algo que me gusta de ti, que sueles acabar venciendo todas las resistencias, exteriores o interiores, para acabar diciendo o haciendo lo que crees que hay que decir o hacer.