miércoles, 21 de julio de 2010

Del corazón a la cocina


De tanto darle vueltas a la cuchara, acto que podríamos calificar de un poco místico, que requiere de cierta concentración y que de tanta, a veces, me lleva a pensar en lo feliz que soy cocinando. Sí, quizás es una de las actividades que más me llenan.

Otra de ellas es el trato con mis seres queridos, y en la mezcla de aquellos quehaceres y estos disfrutes, también a veces padeceres, creo que hay una relación directa.

No sé si puedo explicar con claridad lo que siento cuando cocino. Pero no sólo cuando cocino, también cuando planeo los tiempos, cuando compro lo que voy a preparar, cuando pienso sobre todo esto la percepción que tengo sobre la persona está conmigo,...

Cuando voy a compartir con alguien mi mesa, el invitado se hace presente en cada decisión, en el menú, en el vino, en el lugar, la forma de disponer la mesa,...quiero que disfrute, cuidarlo y cuidarme yo mientras lo hago, porque compartir lo cocinado con alguien querido es para mi una forma de manifestar amor, afecto, cariño, confianza, es abrir tus puertas y disponerte a estar en casa,...
Suelo elegir platos tradicionales, muchos de ellos, heredados de mi familia, históricos casi. Esa es otra forma de compartir algo de mí, de las mujeres de mi familia, ellas me han transmitido este legado, recetas, formas y maneras de hacer y disponer en la cocina. Es curioso, a veces, en la cocina es donde, por arte de mágia conectamos varias generaciones, mi bisabuela Luisa, mi abuela Salomé, mi madre, ...cada una ha aportado algún detalle a mis modos de cocinar, también yo aporto, especias, distintos aceites,..

Ásí se han hecho famosas algunas de las recetas que he compartido con personas queridas: mis famosas alubias de Ibeas (Olla poderida), las alcachofas en salsa verde con huevos escalfados, bacalao, las tortillitas,croquetitas, pescaditos, verduras al horno..., y otras muchas cosas más sencillas, actuales, de menor elaboración, pero en las que me entrego con alegría, porque cocinar me pone de buen humor. Cuando no me siento bien no puedo cocinar o lo hago con torpeza, aún recuerdo alguno de los desastres culinarios realizados en momentos malos.

Preside mi cocinita una foto de mi abuela y mia, podría calificar a mi abuela Salomé como la Gran Maestre, quien me enseño secretos y acompañó sus besos con natillas, flanes, arroz con leche, ...aromas a canela,vainilla,azucar quemada, a rosquillas de anis,...¡Uhmmmm!

¿Entendeís ahora porque es para mi tan importante compartir mi mesa?, porque es para mi un signo de gran aprecio que no comparto con cualquiera, hay que llegar a mi corazón antes de llegar a mi cocina.

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